miércoles, 23 de diciembre de 2009

La crisis y su impacto en los trabajadores del arándano





- Nahuel Audisio

El oro azul, devaluado

La producción de arándanos comienza en Argentina a principio de la década de 1990, registrándose su primera exportación en el año 1994. Su destino casi exclusivo es el mercado internacional. La cosecha se realiza en los meses de octubre-noviembre y la fruta es exportada a los países del hemisferio norte que, al encontrarse en estación invernal, no pueden satisfacer su demanda interna. Estados Unidos es el principal consumidor, productor, exportador e importador de arándanos del mundo y, junto con Canadá, abarcan el 90% del área productiva del mundo, seguidos por: Chile, Argentina, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. En el país, las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos son las que cuentan con más hectáreas en producción. Con un menor peso figuran Tucumán, Córdoba y Santa Fe.
El arándano demanda una alta inversión de capital por hectárea. No obstante, la ganancia esperada también es elevada. Hasta el año 2006 se manifiesta una estabilidad en el precio del arándano y una rentabilidad para el sector mucho mayor a la de otras producciones. Son los años de auge del denominado “oro azul”. Para 2006, empieza a disminuir el valor en dólares en el mercado internacional. Sin embargo, la exportación continúa en ascenso. Hacia fines del 2008, se plantea como el momento más crítico de la actividad, con el cierre de establecimientos y la suspensión de la cosecha, quedando tres mil toneladas de arándanos sin cosechar.1 La causa sería la caída de los precios internacionales, producto de la crisis y la caída de la demanda.
En el proceso de producción de arándanos se destaca la cosecha y luego el empaque del producto. Los arándanos ingresan a la planta en bandejas cosecheras. Se controla en la zona de recepción, teniendo en cuenta la calidad, cantidad y lote de origen. Luego la fruta es enviada a un túnel de frío para bajar su temperatura hasta los 8ºC. Esto se hace para reducir la tasa de respiración que posee y, de esta manera, alargar la vida poscosecha. A esta temperatura se almacena hasta su proceso de empaque. El empaque del arándano se realiza mediante líneas de proceso en las cuales la fruta pasa por una cinta de calibración, descartando aquella que no cumple con el tamaño mínimo para su comercialización. La fruta con tamaño suficiente ingresa a una cinta de inspección donde el personal descarta los arándanos que no poseen los parámetros de calidad establecidos.
Los arándanos inspeccionados ingresan a potes PET (envases desechables) o de polipropileno, se pesa mediante dos pesadoras automáticas y se coloca en cajas de cartón para su posterior armado de ballet. Una vez empacada la fruta se enfría a 0ºC en un túnel de frío exclusivo para el producto terminado evitando la contaminación. La cantidad de fruta no apta para el consumo en fresco, se destina a la industria.

Los obreros

El uso de mano de obra estacional o “golondrina” para la campaña de la cosecha es mucho mayor que en otras actividades agrícolas. Cuando para la cosecha del arándano se estima unos 100 jornales por hectárea, para los cítricos es de 60 jornales/ha y para la agricultura cerealera sólo 0,5 jornales/ha. De esta manera, “pequeños productores” con sólo 5 hectáreas necesita contratar más de 100 obreros para levantar la cosecha. La provincia de Entre Ríos, principal productora, es por este motivo receptora de trabajadores migrantes durante la época de la cosecha. Es también la provincia donde más conflictos se producen. Las pésimas condiciones de trabajo que se relatan en la entrevista son moneda corriente en el sector (ver “Cuatro pesos el tarro”).
En 2008, en Brandsen se detuvo a un productor de arándanos que tenía 92 obreros rurales, a los cuales se les retenían los documentos y no podían salir del campo mientras duraba la cosecha.2 En Concordia, según un relevamiento llevado a cabo por la Dirección Departamental de Escuelas y la Delegación Concordia de la Dirección de Trabajo, unos 231 niños trabajaron en la última cosecha de arándanos en esa ciudad.3 En la misma ciudad, se encontraron cosechadores correntinos viviendo en un galpón sin las condiciones mínimas de higiene, con baños de madera, inodoros de madera, teniendo que pagar un alquiler de 150 pesos y sin noticias del empleador que los contrató en un primer momento.4 Unos meses después, una nueva denuncia daba cuenta de una veintena de trabajadores viviendo en otro galpón de un asentamiento, quienes, por la falta de entrega de alimentos que habían acordado con el contratista, vendían sus objetos personales para poder comer.5 También se detectaron a trabajadores dedicados a la cosecha de arándanos hacinados en el Polideportivo Municipal, supuestamente con previa autorización de la policía.6 Además, en la ciudad de Concordia, se radica la denuncia de que trabajadores bolivianos eran explotados en la cosecha del arándano, comiendo en el pasto, al rayo del sol y sin agua ni baños.7
Del mismo modo, son frecuentes las denuncias por la reducción de salarios. Un caso fue la protesta de noviembre de 2007, frente a la Dirección Provincial del Trabajo, debido al incumplimiento de las tarifas acordadas por Eduardo Correa,8 el contratista al que refiere la entrevista que publicamos.
De forma descarada, el secretario de una de las cámaras de productores, APAMA, en el 2007 fingía asombro al no poder reclutar suficientes obreros, culpando de ello a los planes sociales:

“La gran preocupación del sector es la mano de obra, parece una contradicción que en Concordia busquemos gente para trabajar y no lo consigamos, pero es la realidad. Para la campaña 2007 se necesitarán más de siete mil personas y hoy ya estamos buscando personal y no lo podemos conseguir. Entiendo que esto obedece a una cuestión cultural, algo que afectó negativamente fueron los planes sociales, a pesar de que logramos con las autoridades provinciales para que quienes perciben esos ingresos puedan trabajar en nuestro sector y no dejen de recibir el aporte de la Nación, pero ni siquiera de esa forma logramos solucionar el tema”.9

La respuesta a la crisis

La fuente laboral que abre la producción de arándanos es limitada, ya que la campaña abarca los meses de octubre hasta mediados de enero. Como resalta el cosechador entrevistado, la mayor parte de los cosecheros son contratados por cooperativas y no por los dueños de los establecimientos en dónde van a trabajar. De esta manera, se terceriza el servicio de recolección. Bajo este artilugio legal, los empresarios se desligan de las responsabilidades legales para con sus empleados.
La crisis internacional provocó una restricción de los mercados. Este factor, sumado a la mala cosecha de la última campaña y la competencia entre los productores, trajo aparejado la profundización de la crisis en el sector. La consecuencia fue la suspensión de la cosecha. El gobierno entrerriano prometió un subsidio de 225 pesos por mes a los obreros rurales que se quedaron sin trabajo. No obstante, el problema surgió cuando se dio a conocer el listado de quienes cobrarían el subsidio. Los trabajadores empadronaron a 10.700 obreros rurales que se habían quedado sin trabajo. Sin embargo, en el listado del gobierno en base a los padrones del Ministerio de Trabajo y de la AFIP, sólo figuraban 2.500 trabajadores. Ante las protestas, el gobierno señaló que sólo cobrarían los empleados que contaban con el recibo de sueldo oficial que acreditara haber trabajado en la cosecha un mínimo de 8 días.
Dentro de los 8 mil obreros que no figuraban en los listados oficiales había 4.100 que podían mostrar recibos de sueldos, pero en su mayoría trabajaba para cooperativas que no habían realizado los aportes correspondientes y, por ello, no aparecían en los registros oficiales. Esto demuestra el peso de esta forma de contratación (que representa a alrededor del 40% de los cosecheros de arándano de Concordia) y su utilización no sólo como mecanismo de flexibilización laboral, sino también como medio de evasión fiscal.
Como consecuencia de esta situación muchos trabajadores fueron a manifestarse, llegando a cortar la ruta nacional 14 por varias horas. Hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes y fueron detenidas ocho personas.10 Resultado de esta lucha, alrededor de 8.500 trabajadores lograron finalmente cobrar el subsidio previsto originalmente por tres meses. Los obreros ahora reclaman también la ampliación de ese subsidio a la totalidad de los meses del año en los que no hay cosecha, una especie de subsidio interzafra, semejante a otros implementados en Tucumán. En este proceso hubo un fuerte crecimiento organizativo de los trabajadores del arándano, cuyos reclamos aparecen registrados en la prensa provincial. Difundir este desarrollo fuera del marco local permite, por un lado, mostrar el peso y la situación actual de los trabajadores agrícolas y, al mismo tiempo, la posibilidad de su organización.

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1El Diario, Entre Ríos, 25/11/08.
2Crítica, 18/11/2008.
3Uno, Entre Ríos, 8/11/2008.
4Ver “Concordia: cosechadores correntinos de arándanos viven en condiciones infrahumanas”, en www.larepublicadigital.com.ar.
5Infoalternativa, 18/11/08.
6Infoalternativa, 28/10/08.
7Infoalternativa, 14/08/08.
8Ver www.apfdigital.com.ar, Agencia de Noticias de Entre Ríos, 17/11/07.
9Ver “Los arándanos entrerrianos buscan nuevos mercados”, en http://infobyn.com.ar.
10Infoalternativa, 22/12/08.

Fuente de la Nota: http://razonyre2.razonyrevolucion.org/index.php?option=com_content&view=article&id=322:la-crisis-y-su-impacto-en-los-trabajadores-del-arandano-nahuel-audisio&catid=85:tes-boletin-no-6-julio-2009&Itemid=66

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