miércoles, 23 de diciembre de 2009

Policía reprime a Trabajadores de Arándano en Concordia





Concordia, 21/12/2009: Feroz Actuación de la Policía, a los trabajadores del Arandano

Una protesta de un centenar de trabajadores del arándano tuvo como respuesta un desmedido operativo policial que afectó a terceros y dejó como saldo -al menos- 7 detenidos. Se inició en la céntrica esquina de Urquiza y 1º de Mayo, donde se había producido un piquete con quema de gomas y continuó en plena Peatonal, aglomerada de transeúntes con motos policiales acelerando entre los peatones y calles adyacentes

Un desmedido operativo policial fue la respuesta a un piquete de trabajadores del arándano que reclamaban ser incluidos en el programa Interzafra.

En momentos en que se desarrollaba la protesta y los cosecheros, con una importante presencia de mujeres y niños se aprestaba a extender el piquete que incluía quema de gomas, el primer intento policial de apagar el fuego encontró resistencia con batir de palmas de los manifestantes.

Tras ese hecho, funcionarios policiales convocaron rápidamente a un camión de Bomberos, el que encontró la misma resistencia de los trabajadores, los que con batir de palmas y cánticos de “queremos cobrar”, resistían el intento de disuadirlos.

Pero el autobomba iba secundado de poco menos de medio docena de motos y un cuatriciclo policial, los que arremetieron contra el puñado de manifestantes, no más de 30 en ese momento. La arremetida fue secundada a su vez por policías con itakas, que alternaron disparos al aire con otros en diagonal contra el suelo y que no encontraron destino. El cronista de Diario Río Uruguay debió esquivar el andar de motos y policías con Itakas y observó las amenazas de los uniformados en armas contra un camarógrafo del medio Tele 5, “invitándolo” a correrse.

Manifestantes reaccionaron con golpes contra uno de los motociclistas policiales, quien casí es arrojado al cemento de la calle. Allí se producen reacciones aireadas de los uniformados, produciendo las primeras detenciones, acompañadas de golpes de puño cuando los detenidos ya estaban reducidos.

Al frente del operativo se encontraban el Sub Jefe de Operaciones, oficial Héctor Olivera; al cual se sumó luego, vestido de civil; el Jefe de Investigaciones, Lucio Villalba.

Posteriormente, cuando las personas de protesta se dispersaban y solo se limitaban a insultos a la distancia; los motociclistas uniformados arremeten nuevamente, arrancando desde la esquina de Urquiza y 1º de Mayo, en dirección sur-norte, hasta Mitre, y desde allí hasta la Peatonal.

Es en ese momento cuando los manifestantes, presos del miedo, comienzan a correr desesperadamente en dirección a la Peatonal, tomando ya por calle Mitre, en sentido este-oeste. Los policías aceleran la marcha, en una acción al estilo de una redada. Persiguieron hasta calle San Martín y San Luis a Juan Martín Laffitte, vocero de quienes vienen reclamando ser incluídos en el Interzafra. Fue arrastrado unos 50 metros, hasta donde se encontraba el patrullero, en adyacencias de la Peatonal, en donde comienza la calle San Martín.

Diario Río Uruguay presenció la persecución de otro de los cosecheros, quien logró huir hasta la esquina de Peatonal y A. del Valle. La persecución de hombres portando Itakas obligaba a las personas a ingresar a empellones a los comercios abiertos, buscando donde refugiarse de un operativo ya desmadrado y sin control. La postal de un uniformado acelerando su motocicleta en plena Peatonal ante la mirada atónita de los peatones no puede hallarse en ninguna previsión lógica.

En la esquina mencionada, fue reducido el manifestante, el que huía segundo antes entre los peatones y ornamentos navideños del tradicional paseo concordiense. No fue suficiente con detenerlo. Cuando caminaba cabizbajo, esposado y sin viso de la menor resistencia, fue golpeado inútilemente en su rostro por quien lo llevaba a empellones, portando el uniforme de la ley. También fue golpeado antes, en el suelo (ver foto)

No fue eso lo peor: los aplausos de la gente a los golpes y el aliento de los transeúntes a seguir golpeándolo superan, por varios cuerpos, la posibilidad de descripción de quien suscribe a ese cuadro.

El impensado operativo ha finalizado. Las motocicletas policiales continúan aún su acelerada marcha.

Frente a la Jefatura Departamental


Inmediatamente, un puñado de manifestantes que se replegó sin emprender la huída se concentró frente la Jefatura Departamental de Policía. Personal policial portando visibles chalecos antibalas se apostaban en la entrada. Una mayoría notable de mujeres reclamaba de manera desordenada y nerviosa por una cantidad en ese momento indeterminada de detenidos.

Un hecho particular pudo observarse cuando uno de los oficiales le negó el paso del Delegado de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia, Rubén Bonelli, quien intentaba ingresar a dialogar con el Jefe de Policía, Comisario Inspector Roberto Sánchez. Según manifestaciones del funcionario de DD.HH, el oficial Principal, se llamaría Carlos Zaragoza, quién le preguntaba en forma burlona "si tiene audiencia con el Jefe".

La intención de Bonelli era interponer gestiones por un menor de edad, discapacitado y bajo tratamiento médico, quien fue detenido intempestivamente y sin haber participado de ninguna protesta. Su madre llorando suplicaba por su liberación. Un funcionario policial rápido de reflejos dio la orden de dejar pasar a Bonelli, quien logró entrevistarse con parte de la cúpula policial y hacer formal pedido por el chico. Minutos más tarde era liberado tras la gestión del funcionario de la Subsecretaría de DD HH del Gobierno de Entre Ríos.

Información oficial

Oficialmente, desde la Jefatura Departamental de Policía se informó sobre un total de 7 detenciones: 5 mayores de edad y dos menores. Los menores, ya liberados antes de la medianoche. En tanto que sobre la situación de los otros 5 se confirmaría su retención o eventual liberación durante las primeras horas de este martes.

Finalmente, Diario Río Uruguay confirmó que el Defensor General de la Provincia, Dr. Maximiliano Benítez, tomó formal conocimiento de los hechos, mediante una comunicación con el fiscal en turno, Dr. Castillo.

La crisis y su impacto en los trabajadores del arándano





- Nahuel Audisio

El oro azul, devaluado

La producción de arándanos comienza en Argentina a principio de la década de 1990, registrándose su primera exportación en el año 1994. Su destino casi exclusivo es el mercado internacional. La cosecha se realiza en los meses de octubre-noviembre y la fruta es exportada a los países del hemisferio norte que, al encontrarse en estación invernal, no pueden satisfacer su demanda interna. Estados Unidos es el principal consumidor, productor, exportador e importador de arándanos del mundo y, junto con Canadá, abarcan el 90% del área productiva del mundo, seguidos por: Chile, Argentina, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. En el país, las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos son las que cuentan con más hectáreas en producción. Con un menor peso figuran Tucumán, Córdoba y Santa Fe.
El arándano demanda una alta inversión de capital por hectárea. No obstante, la ganancia esperada también es elevada. Hasta el año 2006 se manifiesta una estabilidad en el precio del arándano y una rentabilidad para el sector mucho mayor a la de otras producciones. Son los años de auge del denominado “oro azul”. Para 2006, empieza a disminuir el valor en dólares en el mercado internacional. Sin embargo, la exportación continúa en ascenso. Hacia fines del 2008, se plantea como el momento más crítico de la actividad, con el cierre de establecimientos y la suspensión de la cosecha, quedando tres mil toneladas de arándanos sin cosechar.1 La causa sería la caída de los precios internacionales, producto de la crisis y la caída de la demanda.
En el proceso de producción de arándanos se destaca la cosecha y luego el empaque del producto. Los arándanos ingresan a la planta en bandejas cosecheras. Se controla en la zona de recepción, teniendo en cuenta la calidad, cantidad y lote de origen. Luego la fruta es enviada a un túnel de frío para bajar su temperatura hasta los 8ºC. Esto se hace para reducir la tasa de respiración que posee y, de esta manera, alargar la vida poscosecha. A esta temperatura se almacena hasta su proceso de empaque. El empaque del arándano se realiza mediante líneas de proceso en las cuales la fruta pasa por una cinta de calibración, descartando aquella que no cumple con el tamaño mínimo para su comercialización. La fruta con tamaño suficiente ingresa a una cinta de inspección donde el personal descarta los arándanos que no poseen los parámetros de calidad establecidos.
Los arándanos inspeccionados ingresan a potes PET (envases desechables) o de polipropileno, se pesa mediante dos pesadoras automáticas y se coloca en cajas de cartón para su posterior armado de ballet. Una vez empacada la fruta se enfría a 0ºC en un túnel de frío exclusivo para el producto terminado evitando la contaminación. La cantidad de fruta no apta para el consumo en fresco, se destina a la industria.

Los obreros

El uso de mano de obra estacional o “golondrina” para la campaña de la cosecha es mucho mayor que en otras actividades agrícolas. Cuando para la cosecha del arándano se estima unos 100 jornales por hectárea, para los cítricos es de 60 jornales/ha y para la agricultura cerealera sólo 0,5 jornales/ha. De esta manera, “pequeños productores” con sólo 5 hectáreas necesita contratar más de 100 obreros para levantar la cosecha. La provincia de Entre Ríos, principal productora, es por este motivo receptora de trabajadores migrantes durante la época de la cosecha. Es también la provincia donde más conflictos se producen. Las pésimas condiciones de trabajo que se relatan en la entrevista son moneda corriente en el sector (ver “Cuatro pesos el tarro”).
En 2008, en Brandsen se detuvo a un productor de arándanos que tenía 92 obreros rurales, a los cuales se les retenían los documentos y no podían salir del campo mientras duraba la cosecha.2 En Concordia, según un relevamiento llevado a cabo por la Dirección Departamental de Escuelas y la Delegación Concordia de la Dirección de Trabajo, unos 231 niños trabajaron en la última cosecha de arándanos en esa ciudad.3 En la misma ciudad, se encontraron cosechadores correntinos viviendo en un galpón sin las condiciones mínimas de higiene, con baños de madera, inodoros de madera, teniendo que pagar un alquiler de 150 pesos y sin noticias del empleador que los contrató en un primer momento.4 Unos meses después, una nueva denuncia daba cuenta de una veintena de trabajadores viviendo en otro galpón de un asentamiento, quienes, por la falta de entrega de alimentos que habían acordado con el contratista, vendían sus objetos personales para poder comer.5 También se detectaron a trabajadores dedicados a la cosecha de arándanos hacinados en el Polideportivo Municipal, supuestamente con previa autorización de la policía.6 Además, en la ciudad de Concordia, se radica la denuncia de que trabajadores bolivianos eran explotados en la cosecha del arándano, comiendo en el pasto, al rayo del sol y sin agua ni baños.7
Del mismo modo, son frecuentes las denuncias por la reducción de salarios. Un caso fue la protesta de noviembre de 2007, frente a la Dirección Provincial del Trabajo, debido al incumplimiento de las tarifas acordadas por Eduardo Correa,8 el contratista al que refiere la entrevista que publicamos.
De forma descarada, el secretario de una de las cámaras de productores, APAMA, en el 2007 fingía asombro al no poder reclutar suficientes obreros, culpando de ello a los planes sociales:

“La gran preocupación del sector es la mano de obra, parece una contradicción que en Concordia busquemos gente para trabajar y no lo consigamos, pero es la realidad. Para la campaña 2007 se necesitarán más de siete mil personas y hoy ya estamos buscando personal y no lo podemos conseguir. Entiendo que esto obedece a una cuestión cultural, algo que afectó negativamente fueron los planes sociales, a pesar de que logramos con las autoridades provinciales para que quienes perciben esos ingresos puedan trabajar en nuestro sector y no dejen de recibir el aporte de la Nación, pero ni siquiera de esa forma logramos solucionar el tema”.9

La respuesta a la crisis

La fuente laboral que abre la producción de arándanos es limitada, ya que la campaña abarca los meses de octubre hasta mediados de enero. Como resalta el cosechador entrevistado, la mayor parte de los cosecheros son contratados por cooperativas y no por los dueños de los establecimientos en dónde van a trabajar. De esta manera, se terceriza el servicio de recolección. Bajo este artilugio legal, los empresarios se desligan de las responsabilidades legales para con sus empleados.
La crisis internacional provocó una restricción de los mercados. Este factor, sumado a la mala cosecha de la última campaña y la competencia entre los productores, trajo aparejado la profundización de la crisis en el sector. La consecuencia fue la suspensión de la cosecha. El gobierno entrerriano prometió un subsidio de 225 pesos por mes a los obreros rurales que se quedaron sin trabajo. No obstante, el problema surgió cuando se dio a conocer el listado de quienes cobrarían el subsidio. Los trabajadores empadronaron a 10.700 obreros rurales que se habían quedado sin trabajo. Sin embargo, en el listado del gobierno en base a los padrones del Ministerio de Trabajo y de la AFIP, sólo figuraban 2.500 trabajadores. Ante las protestas, el gobierno señaló que sólo cobrarían los empleados que contaban con el recibo de sueldo oficial que acreditara haber trabajado en la cosecha un mínimo de 8 días.
Dentro de los 8 mil obreros que no figuraban en los listados oficiales había 4.100 que podían mostrar recibos de sueldos, pero en su mayoría trabajaba para cooperativas que no habían realizado los aportes correspondientes y, por ello, no aparecían en los registros oficiales. Esto demuestra el peso de esta forma de contratación (que representa a alrededor del 40% de los cosecheros de arándano de Concordia) y su utilización no sólo como mecanismo de flexibilización laboral, sino también como medio de evasión fiscal.
Como consecuencia de esta situación muchos trabajadores fueron a manifestarse, llegando a cortar la ruta nacional 14 por varias horas. Hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes y fueron detenidas ocho personas.10 Resultado de esta lucha, alrededor de 8.500 trabajadores lograron finalmente cobrar el subsidio previsto originalmente por tres meses. Los obreros ahora reclaman también la ampliación de ese subsidio a la totalidad de los meses del año en los que no hay cosecha, una especie de subsidio interzafra, semejante a otros implementados en Tucumán. En este proceso hubo un fuerte crecimiento organizativo de los trabajadores del arándano, cuyos reclamos aparecen registrados en la prensa provincial. Difundir este desarrollo fuera del marco local permite, por un lado, mostrar el peso y la situación actual de los trabajadores agrícolas y, al mismo tiempo, la posibilidad de su organización.

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1El Diario, Entre Ríos, 25/11/08.
2Crítica, 18/11/2008.
3Uno, Entre Ríos, 8/11/2008.
4Ver “Concordia: cosechadores correntinos de arándanos viven en condiciones infrahumanas”, en www.larepublicadigital.com.ar.
5Infoalternativa, 18/11/08.
6Infoalternativa, 28/10/08.
7Infoalternativa, 14/08/08.
8Ver www.apfdigital.com.ar, Agencia de Noticias de Entre Ríos, 17/11/07.
9Ver “Los arándanos entrerrianos buscan nuevos mercados”, en http://infobyn.com.ar.
10Infoalternativa, 22/12/08.

Fuente de la Nota: http://razonyre2.razonyrevolucion.org/index.php?option=com_content&view=article&id=322:la-crisis-y-su-impacto-en-los-trabajadores-del-arandano-nahuel-audisio&catid=85:tes-boletin-no-6-julio-2009&Itemid=66

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El caso Pulguita Saucedo, la punta del iceberg

Tuvieron que venir periodistas de PARANÁ para que se sepa la verdad de lo del "Pulguita" Saucedo. Esto demuestra a las claras que el poder político, judicial, la policía y el periodismo, ocultan la verdad de los acontecimientos.
La droga tiene vía libre en la ciudad y nadie hace nada por detenerla, el Caso Saucedo lo evidencia y todos miran para un costado.
Vendedores actuando libremente, contaminando la vida de los gurises nuestros, mientras que tienen amparo político, policial y judicial. A esto hay que sumar que nuestros periodistas no investigan nada y para ellos vivimos en una ciudad PERFECTA, tal vez por el miedo o el medio ($).
¿Cuántos Pulguitas más habrá en Colón? ¿Cuántos vendedores más existirán? El poder está en el PUEBLO de Colón, es hora de levantarse contra todos estos modelos y elegir los que verdaderamente quieran a la ciudad y se privilegie el bien común por el bien individual.
Las 4 patas de la mesa la están conformando a la perfección y si nadie hace nada para evitarlo, la misma seguirá creciendo, de manera perjudicial para Colón.

[HyT!]

Nota publicada en Analisisdigital.com.ar sobre el caso del "Pulguita", lo que en Colón no se dice...

“El joven Joan “Pulguita” Saucedo estaba por cumplir 18 años cuando fue asesinado a quemarropa por un individuo conocido por estar ligado al negocio de los estupefacientes y ser allegado a un legislador del oficialismo. El caso provocó conmoción en una amplia barriada de la ciudad de Colón y particular indignación por el accionar policial, con marcadas desprolijidades. Lo único que se espera es que el caso no quede impune, por el hecho de que el poder pueda meter la cola.”

El pasado miércoles 25 de noviembre, en los medios de información de la ciudad de Colón se publicó que un joven, que en el día de su muerte se encontraba cumpliendo 18 años, fue asesinado por un vecino “supuestamente cansado de que el adolescente perturbaba su vida tranquila” (según publicó el periódico El Entre Ríos de Colón en la edición del viernes 27 de noviembre, página 4, nota firmada por Alberto Pierotti).
Cerca de las 21 horas, Joan Manuel “Pulguita” Saucedo, se dirigió a la casa de Raúl Gabriel Ortiz (37 años) a comprarle $100 de merca, para festejar su cumpleaños.
“Pulguita” estaba cumpliendo la mayoría de edad y esperaba el momento para internarse y ser tratado por su adicción a las drogas. “Era la última vez que iba a probar la cocaína, iba a festejar su cumpleaños así, con la última dosis. Hacía 4 meses que no consumía”, comentaron sus allegados.
“Pulguita” se encontró con Ortiz en la calle, frente al domicilio de este último (Leguizamón y Bernard) y ambos comenzaron una discusión, debido a que Ortiz se negó a venderle los estupefacientes.
Saucedo, al recibir la negativa del vendedor amenazó al “Chato” (sobrenombre popular de Ortiz) con decir todo lo que hacían.
Luego de la discusión que se dio entre la vereda de la casa de Ortiz y la calle, “El Chato” ingresó a su vivienda a buscar un revólver calibre 32 corto y efectuó un disparo desde adentro de la misma rompiendo un vidrio de la ventana, según testigos del hecho. Enseguida del primer disparo, Ortiz se dirigió hacia la vereda y disparó tres veces sobre el pecho de “Pulguita” quien cayó muerto instantáneamente *.
El hermano de Saucedo. Testigo del hecho, cuando “Pulguita” cae muerto, se acerca a asistirlo y también es atacado por Ortiz, que le disparó las balas restantes del tambor.
En el momento de la discusión, antes de los disparos, Sandro Coronel (padrastro de Saucedo) había llamado a la policía dos veces para que se hicieran presentes.
Cuando llegó el móvil de Investigaciones de la policía Departamental de Colón, Ortiz cargó nuevamente el arma, delante de los efectivos, y realizó más disparos que impactaron en algunas viviendas **.
En ese instante llegaron al lugar, otro móvil policial y una ambulancia que trasladó el cuerpo de Saucedo al Hospital San Benjamín.
Los efectivos intentaban dialogar con Ortiz, pero en ningún momento lo desarmaron o redujeron. Se hizo presente otro patrullero, en el que se conducía el Subjefe Departamental, Comisario Inspector Mario Leonángeli quien se encargó de “negociar” con el asesino, durante media hora, para que se entregara.
Para ese momento más de 50 personas del Barrio habían rodeado la casa y arrojaban piedras. Recién cuando su hermano llegó al lugar, Ortiz accedió entregarle a él el arma y acompañar a los efectivos a la Jefatura. En ningún momento fue esposado.
Los vecinos que se encontraban enardecidos por el hecho, manifestaron que Ortíz era el “transa” de la zona y que solía andar armado. También expresaron que “Pulguita” era un conocido ladrón y adicto.
Debido a la constante tensión y al miedo, la familia de “Pulguita” se tuvo que mudar del barrio. La familia de Ortíz todavía permanece en su casa, con permanente custodia policial.