domingo, 2 de octubre de 2011

[Algunas consideraciones sobre las “Cámaras de Mar$ó”]



Allá por la década del ’50, George Orwell, un novelista inglés, escribió un libro fabuloso –porque era una fábula- sobre una sociedad controlada a través de cámaras que observan todo; así, el Gran Hermano –de allí el nombre del programa de TV- que todo lo veía, era el terror de los habitantes. El nombre del libro era 1984, años más tarde, en el electoral 2011, el intendente de Colón, devenido en ridículo paladín de la justicia, apela a las reglas del control social, a modo de placebo para los bien pensados, escondiendo en realidad un gigantesco negociado que beneficia a los amigos del poder, a cambio de espejitos de colores para el pueblo.
La magnitud del tema “inseguridad” se desdibuja ante los efectos mediáticos, que nos llevan a pensar en algunas ocasiones que entre Somalia y cualquier calle argentina solo nos diferencia el color de la gente. Es común escuchar, a porteños en particular, decir que las calles parecen ‘México’ desconociendo la situación del estado azteca que lleva más de 30.000 muertos en el transcurso del año, o que se parece a Río de Janeiro, dónde ni la policía militarizada ni la burguesía paulista que vieja en helicópteros está tranquila, en fin, un montón de exageraciones que son apoyadas con algunas muertes por parte de maleantes de poca monta, que bajo los efectos de algún veneno atacan a la gente.
Pero nada de eso pasa en nuestra comarca, los robos en Colón o San José –sin contar los que realizan los ladrones de guante blanco que nos gobiernan- no pasan de cosas menores: alguna bicicleta, algunas zapatillas, el clásico abigeato que mantiene la carne a precios populares y muy de vez en cuando, un asalto a mano armada, pero son las excepciones. ¿Justifican estos robos instalar cámaras de seguridad? La respuesta nos llevará a una segunda pregunta ¿Dónde se producen estos? Ya que depende de las zonas de riesgo, dónde el hurto sea más alto, será donde se deben instalar los dispositivos de control. Sin lugar a dudas el centro de la ciudad no es ese lugar, a razón de un policía cuadra por medio, el ladrón que pretenda atacar la sagrada propiedad privada en aquella parte de la ciudad, demostrará que es realmente un estupido, más que alguien a quién temer.
La inseguridad es una GIGANTESCO NEGOCIO: pensemos un momento cuanto dinero se mueve en la venta de rejas, seguros anti-robos, seguridad pública y privada, armas, pimienta en spray, cámaras de seguridad y un sinfín de horas/hombre dispuestas al botoneo y a la estigmatización de personas que no entran dentro de los “standares de la sociedad bien”. En nuestro pueblo, con el salto económico que está dando, se vislumbra un sector de la clase media ascendente –los nuevos ricos- que buscan permanentemente separarse del resto, diferenciándose por sus hábitos de consumo, lugares y gente que frecuentan y han encontrado en Mar$ó un gran aliado, será porque él pertenece a este grupo.
El tilingaje mediopelo de estos personeros del capital y la ignorancia, empujan a la desigualdad creciente en la ciudad, en cuanto espacio común que habitamos, así, tenemos una costanera con luces cada cinco metros, pero en los barrios con suerte dos luces por cuadra, nos deja cada vez más cerca a un posible spot de la ciudad: "Conozca el 1er y 3er mundo en sólo 20 cuadras! Visite Colón"... y ahora vienen por más, instalar cámaras, comparar nuestra ciudad con Tigre o Morón, en el medio del empobrecido conurbano bonaerense es exagerado, jamás esa dinámica sucede acá y se contradice con la realidad propia, se busca sembrar miedo e ignorancia para justificar un negocio. Hasta el Círculo de Policías han dicho que no era necesario, es decir, no han encontrado consenso ni siquiera en la fuerza del orden por excelencia.
El Centro de Comercio, o una parte por lo menos, planteo que ellos se encargaban de poner sus propias cámaras, las que tienen para controlar a sus trabajadores, a disposición del municipio mirando hacía afuera, esperando el "malón", sin embargo, el municipio se adelantó y descartó esa idea. No hubiera costado nada, hubiera incluido a los "preocupados" en la gestión del control y era un paso adelante que beneficiaba las alicaídas arcas públicas, pero no, la caja la manejamos nosotros se dijo.
Proponemos que se use la mitad del dinero para hacer un fondo antirrobo, dónde, si los peritos demuestran la legitimidad del hecho, se le reintegre al propietario el monto robado, y así nos ahorraremos miles de pesos y podremos pasar a los problemas reales de la ciudad y dejar esta perdida de tiempo que se prestará para el chusmeo y el puterío.
¿Son las cámaras una necesidad para Colón? Desde HyT! Creemos que no, que es un gusto que se quieren dar unos, que servirá para controlar los movimientos de la gente, y que ese dinero se puede usar para cosas mejores en los barrios siempre postergados, en vez de caretear para los tilingos.




[Agrupación Hacha y Tiza!]
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